Opinión

No podemos callar

Por Ismael M. Padre Melo

Lo he dicho en muchos espacios: el continuismo de Juan Orlando Hernández es actualmente el máximo productor de inestabilidad y violencia en el país. Por responsabilidad ética, y como persona de fe, nadie me puede quitar el derecho a expresar en público mis análisis críticos e independientes, mis cuestionamientos y mis propuestas.

En múltiples ocasiones he propuesto, por ejemplo, junto con mi equipo de trabajo, la convocatoria a un diálogo abierto para abordar de frente el modelo actual de peaje, para buscar respuestas nacionales que no se basen en la privatización y concesionamiento a empresas extranjeras de los bienes públicos y comunes.

El gobierno hace oídos sordos a voces y propuestas que no sean las que se basan en su alianza con las élites nacionales y transnacionales y en sus programas asistenciales que sustituyen las políticas sociales públicas, al tiempo que manipula el proceso electoral para alcanzar de cualquier manera sus propósitos continuistas.

La campaña que ha lanzado para estigmatizar, desacreditar y criminalizar a toda oposición que no controla, es parte de su proyecto de intolerancia. Por eso, lo dejo dicho con claridad: el gobierno actual es el estricto responsable por los daños morales y físicas que su campaña tenga sobre mi persona y en las de los miembros de mi equipo del ERIC y Radio Progreso.

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