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COMPETENCIA LIMPIA, ELECCIONES LIMPIAS: ¿AQUÍ EN HONDURAS?

Por Leticia Salomón

A propósito de este proceso electoral tan sui géneris, tan primitivo y poco democrático, viene a mi memoria un viejo cuento que encaja “como anillo al dedo” y que lo resumo de la siguiente manera: Iba un hombre caminando por la jungla y de pronto le aparece un león impresionante en posición de ataque; ante el temor, apela a sus sentimientos religiosos y dice muy creyente y desesperado: “¡¡Diosito lindo, tú con tu gran poder ordena que este león se vaya”!!!! Pero el león, en lugar de desaparecer, se coloca en posición de ataque y el hombre, convencido de que nadie lo podrá ayudar en ese trance, saca su largo y afilado machete, se dirige al cielo y dice en tono desafiante: “Está bien Diosito, si no me querés ayudar, hacete a un lado, sentate en esa piedra y ya verás la pelea que le voy a dar”.

Si el cuento fuera verdad, seguramente se produciría una gran contienda en el que uno de los dos saldría victorioso, sin intervención de ningún poder externo, sin ayuda, sin interferencias y en el que se pondría a prueba la capacidad de cada uno de los contendores para alzarse con la victoria. En el purismo democrático más absoluto, así se imaginan muchos que se producirá la actual contienda electoral y que el próximo 26 de noviembre ganará el candidato que tiene más apoyo ciudadano, el más popular, el más querido, el más votado. Pero nada de eso es cierto, las actuales elecciones se producen con escasa garantía de limpieza, sin nada que garantice que será una contienda limpia y con tantas irregularidades que da pie para creer que los resultados serán manipulados para que gane uno de ellos, el que tiene el poder, el presidente de la república que se convirtió en candidato de forma ilegal, violando la Constitución de la República, y quien controla a los demás poderes del Estado, al Tribunal Supremo Electoral, al Ministerio Público, a las fuerzas armadas y a la policía militar y militarizada.

Eso no es extraño, ya lo dijo Vargas Llosa en una de sus frases célebres: «Al político profesional, sea de centro, de izquierda o de derecha, lo que en verdad lo moviliza, excita y mantiene en actividad es el poder: llegar a él, quedarse en él o volver a ocuparlo cuanto antes.» (El pez en el agua). El actual presidente/candidato llegó al poder anunciando públicamente que el 27 de enero de 2018 entregaría la banda presidencial a su sucesor, pero llegó, se fascinó, arrasó con la Constitución y ahí está: clamando su rotundo triunfo y preparándose para anunciar tempranamente el mismo y con todo su séquito aplaudiéndole y apañándolo: sobre todo las fuerzas armadas que se disponen a saltar con sus garras afiladas para defender la democracia occidental y cristiana, las que manipulan a las mentes ingenuas e ignorantes y las que saben cómo manipular las amenazas, las que son expertas en magnificar los hechos y creer que los que no piensan como ellos son una amenaza a la democracia, es decir, a su democracia.

Yo estoy en contra de la reelección en nuestro país, de la misma manera que estoy en contra de que los militares ejerzan el sufragio. Y las razones son simples: aquí no existe el Estado de derecho, no funcionan las instituciones, la corrupción es un fenómeno inherente al Estado, de la cual no se escapa casi nadie, y la impunidad es un fenómeno que acentúa la indefensión de la ciudadanía. Un presidente/candidato tiene a su favor toda la maquinaria del Estado para favorecer su candidatura, puede utilizar los recursos del Estado, es decir nuestros impuestos, para comprar votos y credenciales, pagar periodistas, generar ventaja vergonzosa sobre los demás candidatos, contar con quienes transportan los votos y las actas electorales, con quienes han vendido sus credenciales y con quienes diseñan y ejecutan el programa de conteo de votos.

Y ahí estarán los observadores internacionales con su actitud cómplice, combinando la ingenuidad con el pragmatismo, dispuestos a afirmar la transparencia de lo que ven pero sin pronunciarse sobre lo que no ven que es donde está el nudo del asunto, y se irán alegremente a sus países dejando sus informes, recomendando reformas que nadie asume y avalando con su presencia los resultados de un proceso anticonstitucional, con advertencias de irregularidades bastante fundamentadas.

Yo quiero ver al hombre del cuento fajarse con todos los leones, o al revés: al león fajándose con todos los hombres que compitan, y que gane el más votado, el más querido y el más favorecido por la voluntad ciudadana, sin interferencia de líderes religiosos católicos o evangélicos que tienen prohibición constitucional de participar en política; sin interferencia mediática de aquellos que tienen contratos con el Estado; sin interferencia militar de aquellos alineados convenientemente con el candidato de gobierno; y sin interferencia técnica de aquellos que se encargarán de introducir los resultados de las mesas electorales.

Así, hasta yo me sentaría en la piedra para ver la contienda y aplaudirle al ganador pues se alzaría con el triunfo en buena lid: ojalá pueda verla algún día porque tengo, al igual que muchos hondureños, muchas reservas sobre lo que va a pasar el próximo 26 de noviembre.

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