Mientras hidroeléctrica hace pingües ganancias, comunidades sufren daños ambientales
Los vecinos de Chiquila, Santa Bárbara y comunidades aledañas a la central de generación hídrica Chamelecon 280 han empezado a experimentar problemas ambientales y a exigir a la empresa propietaria Generación Renovable SA (Gersa), que deje a la comunidad parte de las enormes ganancias que tienen.
Los pobladores están conscientes del daño ambiental y de las jugosas utilidades, tras un estudio hecho por Francisco Saravia del Centro de Estudios para la Democracia que estuvo en la zona realizando entrevistas y recurrieron a expertos para hacer las valoraciones y cuantificaciones.
Para el caso, Saravia indicó que los precios que vende la energía esa empresa son mucho más altos que proyectos similares, como en Costa Rica donde el precio del kilovatio es de 6 centavos de dólar y en Honduras 8 centavos, pero que con todas las prebendas adicionales llega a un total de 13 centavos.
"Hay un sobreprecio de Gersa, una sobre ganancia de la empresa", manifestó el consultor quien agregó que la concesión es por 30 años cuando en la mayoría de países esos proyectos son de 20 años, tras lo cual la planta pasa a poder del Estado, lo que tampoco ocurre en Honduras.
Refirió que mientras la empresa recibe enormes ganancias, la comunidades pobres aledañas a Chiquilla están teniendo problemas de agua de sabor y cantidad, vinculado a la retención que hace la represa.
Agregó que las comunidades están conscientes del daño ambiental, despertaron y ya hay un movimiento consolidado exigiendo mínimos pactos a la empresa de capital hondureño.
"Debe haber negociación para que hayan planes de desarrollo, hay obras sociales que deben hacerse y los afectados tiene que participar de los beneficios", apunta Saravia.
