Papa llama a servir a los débiles y no servirse de ellos

"Una sociedad que ignora a los pobres, los persigue, los criminaliza, los obliga a meterse en la mafia; esa sociedad se empobrece hasta la miseria, pierde la libertad, prefiere el ajo y las cebollas de la esclavitud de su egoísmo, de la esclavitud de su pusilanimidad, y esa sociedad deja de ser cristiana", ha explicado el Pontífice.
El Santo Padre ha asegurado por lo tanto que los pobres y los débiles "son el tesoro de la Iglesia y la sociedad", por lo que ha lamentado que se "ignore y criminalice" a estos colectivos.
En la primera parte de su discurso, el Papa ha elogiado a Roma, la "Ciudad Eterna" y ha arremetido contra el escándalo de la corrupción política ligada a la Mafia que se ha destapado en el ayuntamiento de la capital italiana, por lo que ha pedido una "seria y sabia conversión del corazón" y un "renacimiento espiritual y moral" para construir una ciudad "más justa y sólida donde los pobres y débiles estén al centro".
Ante cardenales, obispos y autoridades civiles y religiosas, Francisco ha invitado a hacer "un exámen de conciencia" y a responder a algunas preguntas. "¿Cómo es nuestra forma de vivir? ¿Vivimos como hijos o como esclavos? ¿Vivimos como personas bautizadas en Cristo, ungidas por el Espíritu, rescatadas, libres? ¿O vivimos según la lógica mundana, corrupta, haciendo lo que el diablo nos hace creer que es nuestro interés?", se ha preguntado el Papa.
Además, ha reflexionado sobre el concepto de libertad y ha lamentado que el ser humano está "enjaulado, fascinado por juegos artificiales que parecen bellos pero que duran poco tiempo". En este punto, ha señalado que hay una tendencia a resistirse a la liberación. "Tenemos miedo de la libertad y, paradójicamente, preferimos más o menos inconscientemente la esclavitud", ha alertado.
Según Francisco, la esclavitud "impide vivir plena y realmente el presente, porque lo vacía del pasado y lo cierra ante el futuro, a la eternidad", por lo que la esclavitud "hace creer que no se puede soñar, volar, esperar". Tras la exposición y adoración del Santísimo, ante el cual ha orado el Papa en medio de un imponente silencio de la Basílica, se ha procedido al canto del Te Deum de Acción de Gracias, para luego finalizar con la Bendición Eucarística del Pontífice con el canto del Tantum Ergo, himno eucarístico compuesto por Santo Tomás de Aquino.