La justicia en un país de salvajes
Por Esequias Doblado
Bueno, les confieso que estoy pendiente de lo que pasa en el juicio de Kevin Solorzano. Por convicción jurídica, prefiero aplicar el principio que dice: Es mejor dejar a un culpable libre que condenar a un inocente. Confieso que desde lo más profundo de mi alma deseo que sea inocente del crimen del cual se le acusa,--- siempre pienso en el ser humano y no le deseo un mal a nadie, no importa si es un vago de los de libre, o un idiota de la derecha.
Pero, espero que sea absuelto si es inocente, o por lo menos repito, si existe la duda razonable. De lo anterior se desprende que si es culpable, injusto seria que fuera absuelto. Pero, eso no le toca determinarlo a un simple ser humano como yo, eso, le toca especificarlo a los operadores de justicia, al fiscal, al defensor, y a los jueces, que son sencillamente humanos, que no creo que su conciencia les permita condenar a un inocente, pues la culpabilidad lo determina las pruebas allegadas al juicio. Pero, confieso también que eso es una aspiración apropiada en los países civilizados, no cabe en un país donde la población es tan salvaje como la de los hondureños, que todo lo politizan.
A estos barbaros hay que tenerles miedo, porque por simple politiquería, absuelven al culpable y condenan al inocente. Y es con eso que no estoy de acuerdo. Y a estos barbaros, no importa si son de derecha o de la supuesta izquierda les pregunto: ¿Si ustedes fueran jueces, es decir, seres humanos, tendrían el valor de condenar un inocente como culpable o a un culpable como inocente? Seguro estoy de la respuesta: Me diran que no. Pero, los que politizan el juicio al cual me refiero, y que, sin conocer el expediente, sin ser fiscales acusadores, sin ser defensores, ni jueces, ni testigos, opinan sobre el tema, sin conocer expediente y opinan que alguien es inocente o culpable, tan solo dejan ver el rostro de lo salvaje que son.
Dejémosle ese tema a la justicia. Los idiotas no son jurado alguno. Bueno, les confieso que a veces quisiera ser idiota al igual que los que opinan en las redes sociales, sobre la culpabilidad o la inocencia del imputado. Estos seres humano que no saben ni pio de derecho, no fueron testigos de los hechos, que nunca han leído el expediente, ni escrudiñado las pruebas que culpan o absuelven.
Bueno, les hago la última confesión, si fuera idiota como a los que me he referido sería feliz, a veces la ignorancia hace feliz a la gente.